viernes, 30 de marzo de 2012

¿Creéis en el Karma?

Yo sí. Creo que tarde o temprano recoges lo que siembras. Lo he visto. A mí me ha pasado. Por eso creo en él. Por eso tanto insisto en ser una persona transparente, sin hipocresías, sin maldades. Porque el karma es muy sabio, y no puedes engañarle. Puedes engañar a la gente, pero a él no.
Anoche tuve un sueño extraño. Me he levantado recordándolo y me ha puesto mal cuerpo. Yo intentaba ayudar a una persona de "otro sitio" dónde estaban tratándola mal. Y esperaba encontrarme cara a cara con esa gente que la trataba mal. Supongo que no las encontré porque el karma estaba haciendo su trabajo en la vida real. GRACIAS. Hoy soy un poquito más feliz. Y quería compartir la felicidad con todos aquellos que me leen (aunque disimulan, se les nota =D ), desearos una muy feliz Semana Santa, rodeada de amigos, familia y momentos bonitos.

La vida puede ser lo maravillosa que nosotros queramos. (Un beso a mis Kety´s)

lunes, 26 de marzo de 2012

No, si la loca soy yo

¿A alguno de vosotros os ha pasado que cuando érais muy pequeños conocisteis a alguien y ya en esa època no le soportábais (porque, efectivamente, con 8 años ya sabes cuando una persona es subnormal no es de tu agrado), y como 1000 años después volvéis a comprobar que a pesar de los años sin veros, sigues sin aguantarle?
Sólo mirarla me dan ganas de soltarle el grito de guerra de un pokemon piiiiiiiii-(k)jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa-chuuuuuuuuu!!!! y soltarle mi rayo fulminador de tías insoportables a ver si la puedo mandar muy lejos.
Yo entiendo que tiene que haber de todo (porque en la variedad está el ¿gusto?) chonis, pijas, grunge, modernas, brujas... Pero de ahí a que algunas personas sean así a posta... Está claro que lo hace para joder.
Y mi gran dilema... ¿Le gusta ser así? ¿Pesa más llamar la atención que ser una persona? ¿Podrías dejar de expresarte como si estuvieras a punto de vomitar a mi pequeño poni junto con toda su panda montada en un arco iris?
-Sí, ¡por supuesto!
-Oh, ¡gracias! adorada voz interior. A partir de ahora te dejo que me vuelvas a hablar.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Actriz 24 horas

Trabajar con ella era como vivir en una continua obra de teatro, y encima era una pésima actriz. El día que la conocí ya me cayó mal, pero como tengo la mala buena costumbre de no dejarme guiar por las primeras impresiones, le dí la oportunidad de dejarse conocer. Dos años después no sólo me caía mal, si no que para entonces ya sabía que era una mentirosa compulsiva, más falsa que el flequillo del Dioni, y que le encantaba hablar mal de ti y de todos tus compañeros (y de ti primero). Claro que no sólo lo hizo conmigo, lo hizo con todos y cada uno de los que formábamos la plantilla.
Pero a lo que voy, ¿qué necesidad de crearte tu propia peli y pasarte el día entero soltando guiones por la boca? Ni lo entiendo, ni lo soporto. Me daban ganas de encerrarla en el baño (bueno, de eso ya se encargaba ella misma. ¿Conocéis a Rastreator, el perro? Pues de los creadores llega Escaqueator, la "actriz"). Reconozco que llegado a un punto, tuve que sentarme conmigo misma (después de hacerlo con ella) y decirme, o lo aceptas, o te tiras por el balcón; tuve que aceptarlo. Entonces yo también me convertí en una actriz, pero lo hacía mucho mejor que ella, ya que jamás se dio cuenta de mi soberana interpretación.
Y como las cosas no duran para siempre, dejé atrás ese trabajo, y con él a ella, no sin antes hacerle saber lo que siempre me pareció. En el fondo ahora me siento un poco mal, los problemas de la infancia nos pasan factura en la edad adulta, y a ella las facturas le llegaban muy gordas.. A saber la de dinero que habrá gastado en " clases para no llegar nunca a ser buena actriz".

martes, 13 de marzo de 2012

No estamos locos, sabemos lo que queremos...

Que los asiáticos tienen una cultura muy distinta a la nuestra, es algo más que evidente. De ahí a que permitan a niños de 2 y 3 años fumar, va un abismo.
Todos conocemos al niño indonesio que fumaba más de 40 cigarrillos al día, acto que parecía muy gracioso a sus papás. Hoy en día ha reducido su consumo a unos 15 cigarros diarios.
Sin embargo no es el único. Desgraciadamente en Asia está muy extendida la tendencia a dejar que los niños pequeños fumen, incluso beban. Sin ir más lejos, la historia de una pequeña niña china de tan sólo 3 años, que sufrió un grave accidente de tráfico que la dejó varios días en coma, y cuando despertó, como terapia para superar el trauma, le permiten fumar y beber cerveza. El padre para darle ejemplo dejó de fumar, pero la madre afirma que unos vasitos de cerveza al día no le hacen ningún mal porque a ella le gusta beber.(¿Hola?)
Y desgraciadamente, no es todo. Por la red circulan vídeos de niños fumando, niños muy pequeños con adultos alrededor, que no se sorprenden. A sus padres les parece de lo más gracioso que su pequeño de 4 años sepa hacer anillos de humo, y lo comparten con el resto de la humanidad.
No voy a culpar sólamente al Continente Asiático, ya que desgraciadamente estas cosas ocurren en todo el mundo, pero supongo que en otros lugares los padres no lo celebrarán...
Sin ir más lejos, os invito a viajar hasta Inglaterra, donde una adolescente británica, tiene como hobbie beber gasolina ( a ella le gusta la gasolina, dale más gasolina...). La adicción la destapó en un programa de televisión de adicciones raras. ¿Raras? La chica confesó que no puede pasar sin beber la gasolina. De echo, convive con un gran bidón, del cual bebe, o lame el tapón. Dice que suele tomar unas 12 cucharadas al día, y que la quemazón que siente en la garganta le hace sentir bien. Supongo que esta chica no conoce los horripilantes chupitos de strong (85º).

Y hablando de hábitos raros, ¿cuál es el tuyo?

lunes, 12 de marzo de 2012

Probando la Henna

Harta de teñirme el pelo con tintes que lo estropean, decido probar la henna. Hace algún tiempo ya me habían hablado muy bien de ella, y recientemente Totanna lo volvió a hacer: estaba convencida.
En el herbolario venden un paquete por menos de 4 euros. Hay varios tonos, yo me decidí por mi color natural porque lo único que quiero es unificarlo y, de paso, tapar las primeras y no deseadas canas.
La chica del herbolario me contó las maravillas de la henna, quedé embelesada. Da fuerza, crece más sano y fuerte, da mucho brillo, no lo reseca ni estropea... ¿Qué puede tener de malo? Que como no estés bien preparada, la liarás parda.
Lo bueno es que si lo limpias rápido, no deja rastro...
El folleto informativo te explica detalladamente los utensilios necesarios para poder comenzar tu aventura.
La cuchara que me indicaba tener a mano, no me ha servido para nada. La mezcla me ha quedado llena de grumos. ¿Por qué no me ha pedido una varilla mezcladora?
El peine y el cepillo, no eran indispensables para untarte el cabello con la mezcla, ¿por qué tanta prisa de tenerlos antes de comenzar?
Te indica que te pongas la mezcla resultante masajeando las raíces con los dedos, pero lo que no te cuenta es que los guantes, talla XXXXXL (para la ropa no, pero para los guantes sí hacen tallas grandes) se te resbalarán hasta casi salirse por completo. ¿Por qué no se disculpan por no haber metido un bote aplicador, y te recomiendan que te compres un pincel para teñirte más cómodamente?
A mitad del "trabajo" me acordé de que guardaba unos guantes de látex de un antiguo tinte que no llegué a usar, así que me arriesgo y me quito los guantes de talla XXXXXL y busco rápida y veloz los de látex. Están, (¡menos mal que la semana pasada ordené el armario del baño!) así que la jugada me ha salido bien. Ahora es un poco menos estresante seguir untando raíces y puntas con la mezcla.
Y por si todo esto resulta poco, y parezco una quejica, os aseguro que no puedo expresar con palabras lo mal que olía la mezcla... Cuando me pongo cabeza abajo y comienzo a restregar, me veo rodeada por ese olor... a mierda. El color verdoso también combina con el olor. Genial, náuseas.
Cuando mezclas los polvos de henna con el agua debe quedarte una mezcla "uniforme y untuosa". Pues a mí ni la una ni la otra. ¿Uniforme? ¡No gracias a la cuchara! Untuosa... Si untuosa significa fácil de aplicar y deslizar y masajear... tampoco. Se pegaba al pelo como si no hubiera un mañana, me costaba extenderla, me daba tirones (¿era por los guantes de látex o por la maldita masa?).
Bueno, pensándolo bien, no ha sido para tanto. Después de 2 horas y media de espera, con gorrito y toalla requete enrollados para evitar posibles e imaginarios goteos, 20 minutos de sufrimiento por la posible coloración de mis uñas mientras me lavaba el pelo, me ha quedado un pelazo suave, suelto, brillante y sano, que ni la melena de Sara Carbonero en el anuncio de Pantenne.

martes, 6 de marzo de 2012

Uno más en la familia

Me enorgullece comunicaros, que tenemos un miembro más que se une para colaborar en este blog.
Estoy segura que sus historias no os van a dejar indiferentes, ¡es única!
Por lo pronto, espero que te lo pases bien escribiendo para todos nosotros, y que te quedes mucho tiempo por aquí!

                                  ¡Bienvenida, Totanna!

lunes, 5 de marzo de 2012

El Principito

Estoy cabreada. ¿Por qué he tardado casi 20 años en volver a leer El Principito?
Cuando era pequeña, me obligaron a leerlo, y lo leí, pero lo leí a regañadientes. No entendí nada, me pareció aburrido, los dibujos feos, y una historia sin sentido. Creo que tenía ocho años. Desde entonces odié ese libro. Y ahora pienso, ¿por qué me obligaron a leerlo con ocho años? Ni siquiera me obligaron en el colegio, me obligaron en casa.. Y no me cabe en la cabeza que lo hicieran.
Me he pasado los últimos casi 20 años de mi vida pensando que era un libro estúpido que leí por obligación. Y ahora, porque la vida da mil vueltas, me encuentro con ganas de leerlo y darle una oportunidad, y descubro uno de los libros más emotivos que he leído jamás.
El Principito me ha echo caer rendida a sus pies. Con mucha tristeza leí el último renglón,viendo que se había acabado.
Lo que sigo teniendo claro, es que no me parece un libro para una niña de ocho años, ni siquiera para unos años más. Me parece que El Principito es una lectura obligarotia para todos los adultos. Quizá en especial para unos más que para otros, pero es un libro que te hace pensar y te hace recapacitar, acerca de las cosas esenciales de la vida.
Por otra parte, te recuerda que a los niños hay que dejarles que sigan siendo niños. La inocencia y la bondad que ellos tienen jamás deberíamos permitir que nadie nos la arrebatara.